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Infecciones

 

 

 

Las infecciones respiratorias, transmitidas por vectores, digestivas o los trastornos psiquiátricos son algunos de los efectos del cambio climático sobre la salud humana.

INFECCIONES RESPIRATORIAS

La relación entre las infecciones respiratorias y el cambio climático
es compleja. Existen evidencias que reflejan cómo la temperatura intradiurna, o la variación en la misma en dos días consecutivos, puede provocar aumento en el riesgo relativo para el desarrollo de neumonías en niños y en ancianos. 

Otra de las complejas interacciones que están relacionadas al cambio climático son las de las epidemias anuales de gripe. Tras inviernos más cálidos de lo habitual, las epidemias de influenza A y B aparecen de forma más temprana y con picos de contagios más pronunciados.

INFECCIONES POR VECTORES

El cambio climático afecta a la distribución de los vectores de enfermedades infecciosas, principalmente a los mosquitos (dengue, chikunguya, hantavirus, malaria, fiebre del valle del Rift, virus del Nilo occidental o zika).

Otros vectores a tener en cuenta son las garrapatas, transmisoras de la enfermedad de Lyme. Factores climáticos y del uso de la tierra son responsables de la expansión y de la distribución geográfica de I. ricinus.

INFECCIONES DIGESTIVAS

Las infecciones digestivas están lideradas por las ocasionadas por la familia de los vibrios. Estas infecciones tienen un marcado carácter estacional, con predominio en los meses más calurosos. Los cambios en la temperatura superficial del mar son considerados los causantes del mayor impacto en los ecosistemas de las costas a nivel mundial.

El calentamiento de la superficie del mar se acompaña a su vez de un aumento en la concentración de vibrios.

TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS

La amenaza del cambio climático es un estresor emocional y psicológico. Los sujetos con trastornos psiquiátricos son susceptibles de ser afectados de forma desproporcionada por las consecuencias del cambio climático.

Los eventos de calor extremo son especialmente relevantes en los pacientes a los que se administran fármacos antipsicóticos. Estos fármacos disminuyen la capacidad de regulación del calor de forma fisiológica, así como la homeóstasis de líquidos, siendo un factor de riesgo establecido para la admisión en urgencias hospitalarias por patologías relacionadas a los días de calor extremo.