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Los inhaladores presurizados, conocidos por sus siglas pMDI, poseen muchas desventajas respecto a los dispositivos de polvo seco, niebla fina y nebulización. El mayor inconveniente que presentan es el gran impacto que suponen para el calentamiento global del planeta.

Estos inhaladores liberan gases presurizados, que implican numerosos riesgos para la salud y el cambio climático:

UN INHALADOR pMDI CONTAMINA IGUAL QUE 300 KM RECORRIDOS POR UN COCHE

El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido está haciendo una campaña intensiva a sus médicos, bajo el eslogan Piensa en verde cuando prescribas inhaladores, para hacer más patente esta situación. Comparan los gases de efecto invernadero que contiene un solo inhalador con las emisiones de un coche convencional. Los gases de efecto invernadero de ese inhalador pMDI equivalen a 200 kilómetros recorridos por un coche convencional. 

Y esta equiparación se hace con una presentación del fármaco británico que no existe en España, donde se comercializa una presentación de mayor volumen, que correspondería a 300 kilómetros de recorrido de un coche.

Sin embargo, contando la huella de carbono de un inhalador de polvo seco en toda su producción, desde la fabricación del medicamento a la de su carcasa y a los gases emitidos en su transporte, un dispositivo de polvo seco se corresponde con un trayecto de 9 kilómetros.

HASTA 36 AÑOS DAÑANDO LA ATMÓSFERA

Otro gran problema añadido que es el efecto acumulativo de los gases utilizados en los inhaladores presurizados, que persisten en la troposfera hasta 36 años

El fármaco contenido en su interior se encuentra en forma de polvo muy fino, no va disuelto, sino suspendido en un gas que por estar envasado a alta presión se encuentra en estado líquido. Al descomprimir, se libera una dosis y la suspensión se disocia de forma inmediata en el gas propelente y en las micropartículas sólidas del fármaco.

400 MILLONES DE KG DE CO₂ AL AÑO, SOLO EN ESPAÑA

La magnitud de esta agresión medioambiental del total de inhaladores que se venden en España es muy grande, ya que el 52% son presurizados. Este porcentaje supone que cada año se venden en España 15 millones de unidades que van a emitir al medio ambiente una enorme cantidad de gases de efecto invernadero. En concreto, 400 millones de kg de CO​​₂ equivalente.

Los gases propelentes son los mismos que se utilizan en la industria del frío, tanto en aire acondicionado como en frigoríficos y congeladores. Los primeros gases utilizados fueron prohibidos en 1990, por disminuir la capa de ozono. A partir de entonces se utilizan los gases conocidos como HFA o HFC que, siendo respetuosos con la capa de ozono, son gases de efecto invernadero con muy alto poder de aumentar la temperatura global del planeta